Reportajes 2014 IX
Abel Pintos: "No hablar de mi vida privada es una elección; no me preocupan los chismes"



Dijo "Hola" y se le dibujaron dos pocitos en las mejillas. Se inclinó un poco para saludarnos y se sentó en un sillón sosteniendo con sus manos una pierna flexionada, relajado, igual que sus ojos de bambi y la sonrisa con la que termina todas sus respuestas. Eso y el sombrero que casi nunca se saca son el santo y seña: Abel Pintos está ante nosotros.

Para qué quiero vivir / con el corazón desecho / para qué quiero la vida después de lo que me has hecho. Un Abel de 13 años que parecía aún más chiquito en el enorme escenario de Cosquín, el festival de festivales del folklore argentino, cantaba como un profesional. Todavía no le había cambiado la voz y se esmeraba en interpretar con tono grave y el ceño fruncido la angustia que los Hermanos Simón quisieron imprimir en la letra de "Chacarera de un triste", su primera canción en un gran recital. Era 1998 y estaba naciendo un fenómeno.

Cuando llegó al mundo, hace 30 años, en Villa Mitre, Bahía Blanca, sus padres volvieron a elegir un nombre con A –habían llamado a sus dos primeros hijos Andrés y Ariel-. Pero esta vez se inclinaron por el que evoca al más noble de los hermanos bíblicos: Abel. "Siempre fui un petardo, pero no hablaba de mis sentimientos", reconoce el cantante que hoy se ubica con holgura en el lugar de estrella de la música popular. Con holgura pero también con sencillez. Recibe a Personajes.tv en un camarín muy luminoso. Pide disculpas por haber tardado hablando por teléfono. Tenía un asunto importante que resolver. Afuera hay sol y tiene ganas de hacer las fotos en la calle pero no lo dejan. Sus fans, que se autobautizaron "abelitas" pero él prefirió llamar "cómplices", están muy atentas a sus pasos. Hace mucho que Abel no es un ídolo del folklore que puede bajarse de la combi con la que recorre los festivales y hacer una vida común. Meses atrás las entradas de su primer recital en un estadio se agotaron. Estamos hablando del show que presentará este sábado en el Estadio Unico de La Plata, el mismo en el que actuaron U2, Britney Spears y Metallica. "Cantar en un estadio era un sueño", dice. Abel sabe de sueños. Siempre supo que iba a vivir de la música y una carrera de casi 20 años, dos Gardel de Oro (2013 y 2014) y discos editados en toda Latinoamérica bastan para dar por cumplido ese primer objetivo que se puso en la vida. Hay muchos más. Tuvo que dejar el colegio para dedicarse a su pasión y aunque no se arrepiente está decidido a terminar el secundario: "Quiero estudiar la carrera de Letras. Cuando era chico rendía libre pero no llegaba a muchas mesas de examen. No había tantas posibilidades como hay hoy, que se puede rendir por Internet. Así que quiero aprovechar esas posibilidades para terminar el secundario y estudiar Letras".

-¿Otros objetivos por cumplir?

-El desarrollo de mi carrera en otros países también es un sueño para cumplir. Me gusta mucho leer y tengo algunas ideas... Me gustaría algún día escribir un libro. Y quiero correr la maratón de 42 kilómetros, me estoy entrenando y espero poder hacerlo.

-¡Sos muy deportista!

-Me gusta mucho hacer ejercicio físico, nadar y leer. Son las actividades que logran abstraerme, no de la creatividad, porque es una constante, pero sí de trabajar sobre una idea creativa, que es el trabajo.

-Ganaste tu segundo Gardel de Oro consecutivo hace poco más de un mes, compitiendo con Babasónicos y Andrés Ciro, ¿cómo fue ese momento?

-Fue muy feliz y conmovedor por las circunstancias [N. de la R.: ese día murió Gustavo Cerati] y por todo lo que nos pasaba en ese día. Fue inesperado, sabía que tenía posibilidades por estar nominado, pero luego, por ejemplo, a mí me gusta mucho Babasónicos, y no solamente Romanticísmico me parece un buen disco, sino que a mí, como público de ellos, me parece uno de los mejores discos de su carrera. Con Andrés me pasaba algo parecido. De manera que tanto el premio a la mejor canción como a la mejor producción del año y el Gardel de Oro me pusieron muy feliz.

-¿Te impactó que se haga la ceremonia un día de luto para la música argentina?

-Me parece que haber hecho la ceremonia de la música argentina, que esta vez no fue una fiesta sino una ceremonia fue la mejor manera de poder llevarlo adelante. Si no se hubiesen hecho los Gardel y yo hubiese tenido que hacer un show ese día hubiera sido terrible. Para mí y para cualquiera de los músicos que estaban ahí y para el público también. Deseaba que supiéramos aprovechar esa noche para cubrir toda esa angustia con el amor que nos provoca y con lo sanadora que es su música. Creo que de alguna manera fue la forma más amable de llevar adelante semejante conmoción.
 


La fama y sus consecuencias

 
Su último disco, Abel, fue triple platino. 

-Tenés una carrera larga pero hace relativamente pocos años te convertiste en una estrella, con miles de fans... ¿Cómo vivís la fama?

-Todo ha tenido un crecimiento muy paulatino de la mano de mi crecimiento como persona y como artista. Porque mis discos son el resultado de una etapa que yo transité. Ese crecimiento personal, llamado espiritual, mental o empírico, lo canalizo a través de la música, y esa música genera otro efecto. Me llevo muy bien porque no hubo ningún cambio brusco en mi vida. Hubo cambios, los hay constantemente. Me puedo ir adaptando. Son paisajes que se vuelven muy naturales. No porque haya perdido la capacidad de sorpresa sino porque siento que llego en el momento en que tengo que llegar a ese paisaje.

-¿La prensa y los paparazzi son la parte mala?

-Los reportajes son parte de la música. No me significa ningún peso, al contrario. No hago música para tocar entre cuatro paredes, hago canciones para que recorran el mundo. Y una de las formas de lograrlo es a través de los medios. Hacer un reportaje no es algo que yo quería cuando empecé. Yo quería estar todo el día haciendo música o algo vinculado a la música. Además, no me siguen paparazzi porque está muy sabido que yo expongo lo que expongo a través de la música.

-Sin embargo, pareciera que nadie puede escapar de los chismes, más en los tiempos de las redes sociales.

- Eso existió siempre. Yo nací y me crié en un pueblo. Entonces, de chismerío sé muchísimo [risas]. Lo que pasa es que ahora se puede hacer chismes a grandes escalas. El meter las narices en la casa del vecino es un fetiche del ser humano que es real. Contra eso nunca se pudo hacer nada. Lo único que uno puede hacer es saber de qué manera uno quiere experimentar su vida.

-¿Te molestan o te preocupan las especulaciones sobre tu vida privada?

-No me preocupa en absoluto. El chismerío sigue siendo igual de inocuo y vacío. Hay ciertos aspectos de mi vida que no los pongo en la vidriera. Punto. Es mi elección. Después quien quiera decir qué hay detrás de la vidriera que diga lo que quiera, no me importa, es mi vida, yo sé lo que hago de mi vida y de la misma forma que desde los 11 años elegí y busqué lo que hoy estoy viviendo, yo elijo lo que vivo, sé las cosas que quiero vivir. De esas cosas, algunas las quiero compartir y otras no. Probablemente el día de mañana, en otra circunstancias de mi vida, decida mostrar y contar otros aspectos de mi vida. Todo esto se trata de compartir: yo a través de mi música comparto mis emociones. Quizás en otro momento sí quiera compartir esa parte de mi vida.

-Decías que cada disco habla de una etapa, ¿qué etapa es Abel [su último álbum]?

-Abel habla de aceptar. Tiene un nombre propio porque me parece que todo lo que aceptamos en nuestra vida queda detrás de nuestro nombre y nuestro nombre pasa a ser un símbolo de eso que aceptamos para los demás. A la hora de trabajar en el estudio específicamente yo acepté algo muy significativo para mí como artista que fue tomar la producción del disco. Que significó un desafío artístico y personal muy grande.

-¿Qué otras cosas aceptaste?

-Este disco habla mucho de la libertad. Acepté entender que la libertad es un estadío y no un símbolo. No un lugar adonde llegar sino una forma de caminar, de transitar el camino. Me dí cuenta que hoy, el vértigo con el que vivo los tiempos podría ser un encierro y sin embargo tengo la libertad de hacer un montón de cosas que antes, cuando tenía tiempo, no podía hacer. Elegir sentir la libertad de esa manera es otra cosa que acepté.

-¿Qué salidas elegís para divertirte?

-Mis días para salir son raros, son lo martes, no hay nada los martes, es muy difícil salir un martes [risas]. Voy a tomar algo, plan restaurante, guitarrear un poco con amigos, alguna peña.

-Cantaste con grandes de la música y con tu ídola, Mercedes Sosa, ¿con quién más te gustaría compartir escenario?

-Con Plácido Domingo, con Sabina, con Marc Anthony, con Rubén Blades, Pablo Milanés... ¡Con un montón!

-¿Cómo te tomaste la versión que hizo Agapornis de tu hit "La llave"?

-Muy bien porque respeto a todos los músicos por igual. Y fundamentalmente porque yo era intérprete en los primeros años de mi carrera y entiendo muy bien lo que busca un intérprete en las palabras de un autor. Que alguien más encuentre en mis palabras la vía para transmitir lo que quieren transmitir me conmueve. Además, ¡fue un hit! Después de todo, yo pretendo ser un músico popular. Una de mis mayores felicidades es ser respetado y considerado en todos los géneros. Yo veo la música más allá de los géneros.

Cuando la música se politiza

 

-Está abierto el debate por la despenalización del consumo de marihuana y muchos músicos, además de políticos, opinaron al respecto. Vos, ¿tenés una postura tomada?

-Es delicado opinar sobre eso en este momento. Porque el titular es muy llamativo para todos pero hay muy poca información. Existe el proyecto de despenalización de las drogas. ¿Por qué? ¿Para qué? Si no sé por qué y para qué, no sé cómo opinar. Lo que yo quiero es lo más positivo. Yo no consumo drogas, así que desde ese lugar no puedo hablar porque no tengo esa necesidad. Luego, soy parte de una sociedad. ¿Tienen la intención de despenalizar la droga? Ya sé cuál es el efecto de que la droga no sea legal. Ahora debería saber cuál es el efecto de que lo sea y ahí voy a saber cómo elegir.

-¿Qué pensás del debate que se instaló?

-Es lo que pasa en la política en general. Es más grande la cara del postulante y su sonrisa, pero en el afiche no dice lo que propone. Me propone una sonrisa, una cara, un color de campaña, una tipografía, una estética divina, pero decime qué es lo que vas a hacer y así yo sé si lo puedo elegir o no. Yo, si no estoy informado, me resulta delicado opinar, sobre todo en estas cuestiones.

-Se avecina el año de elecciones, y los músicos muchas veces entran en la disputa cuando participan en el acto de un partido político. ¿Cómo ves esa situación?

-Si un músico toca solo para una bandera política está demostrando clarísimamente su ideología y no me parece deleznable, me parece que está muy bien. Pero no es mi caso. Eso por un lado. Después, decir que un músico tiene determinada inclinación política por tocar en un acto que tiene relación con un determinado partido político no me parece correcto. Porque yo toco en una fiesta de un pueblo y hoy es un pueblo con gobierno radical y mañana es un pueblo peronista, y eso no quiere decir que yo sea ni peronista ni radical. Eso lo sé yo en el momento que voy a votar.

-No te preocupa...

-No. Es como este debate de la música comercial y no comercial . ¿Qué vuelve comercial a algo? Que haya una oferta y una demanda. Si vos no hacés música comercial, contame dónde regalás tus discos. Porque desde que vos vendés una entrada o un disco, eso ya es comercio. Ahora, que un músico haga algo con lo que no está de acuerdo por dinero ahí si se quiere es más criticable, si se quiere. Con la política es lo mismo, hay que separarlo.

-¿Te parece que es difícil separar las cosas en estos tiempos?

-En un momento se hacía el Festival Argentina En Vivo y nadie se fijaba si era del gobierno. Era un festival de música, y todos íbamos a disfrutar. Ahora no. Todo está tan separado, hay una cuestión separatista política tan grande, que es dañino.

Por Silvina Ajmat - La Nacion


 

 Tras la polémica, Abel Pintos cuenta su verdad sobre el Festival de Cosquín

 

Luego de que varios artistas pusieran en duda su participación en la edición 2015 por deudas del festival pasado. Pintos dio su versión.





El cantautor Abel Pintos, quien cerrará el año con un concierto el próximo sábado a partir de las 21 en el Estadio Único de la Ciudad de La Plata con localidades totalmente agotadas, aclaró su opinión sobre la edición del Cosquín 2015.

En los últimos días hubo algunas declaraciones de artistas de la talla de Los Nocheros, Jorge Rojas, Los Alonsitos y el Chaqueño Palavecino, entre otros, quienes ven con dificultades su participación en el Cosquín 2015 por deudas de la edición anterior.

Por tal motivo y en relación al mismo tema Abel aclaró respecto a declaraciones publicadas ayer que "por parte de los organizadores de Cosquín hubo frases desafortunadas. No es cierto que por parte de la productora que desarrolla mi carrera (Grupo Dharma), haya una negativa para ir a Cosquín".



El agua es un símbolo en mi vida


Por Wilmar Merino

Convocamos al ganador del premio Gardel de Oro a la música  compartir con Aire Libre una jornada de pesca deportiva. Criado en Ingeniero White y Comodoro Rivadavia, se confiesa un enamorado del mar, presente en mucha de sus canciones, pero nunca se dedicó a la pesca. Veamos cómo le resultó la experiencia.


Por estos días en que Abel Pintos se encuentra presentando su disco Abel, su agenda está cargada de notas y presentaciones. Y lo estará mucho mas en el verano, cuando arranque la movida festivalera que lo llevará a todas las fiestas provinciales donde el folclore y la música popular sean los principales atractivos. Por eso agradecemos que se haya hecho el tiempo de compartir una jornada de pesca con Aire Libre, aún sabiendo que Abel nunca empuñó una caña y hasta tenía sus reparos en practicar una actividad que preconcebía como cruenta hacia los seres subacuáticos. Pero también de desafíos está hecho el periodismo, y pese a que nuestro entrevistado nos marcó la cancha de entrada,  nos alegramos de que al final de la jornada se haya llevado una mejor imagen de nuestra actividad comprendiendo que la pesca con devolución y la correcta manipulación de los peces, permiten que nuestra diversión  produzca impactos mínimos en la naturaleza.

 
Llegamos a la Asociación Argentina de Pesca, a pasos del microcentro porteño, una cálida mañana de primavera y Pintos  -que dicho sea de paso este año obtuvo premios Gardel por Mejor Album, Artista Masculino Pop y Canción del Año- se sorprendió con este remanso de naturaleza en plena urbe: “Qué increíble este lugar, lleno de naturaleza y paz”, dice pensativo mirando su elemento favorito: el agua.  Aprovechando esa reflexión y mientras armamos los equipos, arrancamos la charla.

 
- ¿La naturaleza esté presente en tu obra?
- Si, porque somos parte de la naturaleza, somos parte del entorno del mundo en el que vivimos, lo que pasa es que por algún motivo los humanos nos creímos otra cosa, desconectados de la naturaleza, y ahí se generó una distorsión. Yo sí creo estar conectado con mi entorno. El paisaje siempre inspira, lo que nos sorprende nos inspira.  Tanto hemos olvidado que somos parte de nuestro entorno que un día vemos una montaña o vemos el mar y nos maravillamos. Cuando vas por la ruta y ves un atardecer, muchas veces no prestás atención hasta que una vez lo hacés y te quedás helado. Hace dos semanas estábamos de gira, me acosté bien temprano y me levanté bien temprano: viajé en la parte de adelante del micro para ver un amanecer. Y eso hacía mucho tiempo que no lo veía y me inspiró profundamente.

 
-Además de ser fuente de inspiración y reflejarla en tus canciones ¿Te vinculás a la naturaleza a través de alguna actividad deportiva?.
- No hago ninguna actividad que tenga relación directa con observar el desarrollo de la naturaleza, salvo correr. Eso me gusta mucho desde chico. Hice atletismo de los 14 a los 18, cuando sufrí una lesión importante en la rodilla y dejé por seis o siete años. Hoy en día me estoy preparando para cumplir un viejo sueño, correr una maratón de 42 km, que es algo que quise hacer. Y también quiero  hacer circuitos de montaña, cosa que también siempre me gustó. Hacer running de alta montaña en circuitos naturales. Esa preparación lleva mucho tiempo y se me hace difícil encontrar tiempos para entrenar, no me gusta entrenar en cintas sino al aire libre. Por otro lado, siempre que visito lugares en mis giras aprovecho para conocer espacios naturales de las distintas zonas y ciudades que visito. Paso un buen rato en esas recorridas”.

 
-¿Sentís la necesidad de “salir al verde” que siente el ser urbano?
-A mí más que el verde me hace falta el agua. Me siento muy identificado espiritual y simbólicamente con ese elemento. El agua es un símbolo muy grande para mí. Me crié en Ingeniero White, con las rías ahí cerca. Y antes de eso viví en Comodoro Rivadavia, también cerca del Agua. En Cutral-Co también viví un tiempo y entonces íbamos a Chimpay o a Plotier, un balneario hermoso. Cuando teníamos más tiempo, rumbeábamos para Bariloche.

 
-¿Campamentos hiciste?
En Plotier hice algunos de chico. Pero cuando íbamos de vacaciones o en navidades y año nuevo a pasar unos días a Pehuen–Có, íbamos siempre en carpa.

 
-¿Probaste allí la pesca también?
De chico acompañaba a mi tío Miguel, que era el pescador de la familia, y también le gustaba la caza. Lo acompañábamos a Cabeza de Buey, una playa cercana a Bahía, muy concurrida. Disfruté mucho el ritual de los preparativos, ir con él y sus amigos, junto a mis hermanos.  Siempre tiro para el agua, incluso aquí cuando tengo que ir al aeropuerto por viajes me voy un rato antes al Aeroparque y me cruzo a la costanera a ver el agua.
 


-Pero no lograron contagiarte la pasión por pescar…
-Tengo una cosa muy cercana a la cuestión de la pesca.  Yo nací en Bahía Blanca y mi familia se mudó varias veces a distintas ciudades del sur cuando era chico. Cuando estuve en Ingeniero White,  desde los 9 a los 15 años, vivimos cerca del puerto. En aquellos años era muy activo el puerto y como todos los pueblos que viven de una fábrica o una actividad determinada, ahí había como un plan preestablecido para la juventud: vos hacías tu primaria, luego parte de tu secundaria y a los 16 tus padres te emancipaban y te metías en un barco a pescar langostinos y camarones. Para gran parte de la población ese era el plan. Muchas veces esos chicos del barrio que tenían 16, desaparecían, no los veías más, y caían al año con mucho dinero, se compraban motos, y empezaban a tener un estilo de vida que te deslumbraba. Y recuerdo haberme sentido dentro de ese plan. De hecho en los veranos para ganar dinero, muchas familias pescaban camarones y langostinos y los devolvían pelados a las pescaderías. ¡Y yo también lo hice!.

 
-Los pescadores entendemos que pescar es una forma de leer debajo de la superficie y nos vinculamos con esos seres subacuáticos a través de una caña y un sedal. Otros, deciden penetrar bajo esa superficie. Siendo tan amante de ese elemento: ¿Practicaste buceo?
-Nunca tuve la oportunidad, pero me encantaría, sería una experiencia hermosa. Creo que es tener la oportunidad un día de poner el pie en otro planeta, ese planeta que hay allí debajo de la superficie. El agua está muy metida en nosotros pero a la vez es otro mundo. Explorarla me parece genial. Es interesante lo que decís de leer lo que hay debajo.

 
-Uno de nuestros entrevistados, Alejandro Fantino, nos contó que una vez se quedaron en una isla santafesina con sus amigos, porque el motor de la lancha no les andaba, y sobrevivieron tres días comiendo mojarras fritas… ¿Te planteaste alguna vez la posibilidad de tener que subsistir de la pesca ante una emergencia como puede ser un accidente o un naufragio?
-¡Nooo!, sería como nacer de nuevo. Ya de por sí no tengo una gran capacidad de autosuficiencia en cosas que no tengan que ver con el contexto en el que me crié y me desarrollé siempre. Una cosa que admiro de mi viejo es que puede hacer un asado con dos ramitas y arriba de lo que sea. El solo necesita la carne. Es autosuficiente y se arregla con lo que tiene. ¡No estoy para filmar El Náufrago!. Bah, en las condiciones en las que habrá hecho Tom Hanks sí, pero no como un caso real. Pero creo que eso de la autosuficiencia, de arreglártelas en un lugar sin las herramientas cotidianas para buscarte la comida o construirte un refugio, a mí no me saldría. Pero admiro a quien lo hace, porque si puede arreglárselas en esas condiciones después le resulta todo más fácil cuando dispone de las herramientas. Es una parte natural del instinto que está bueno desarrollarla, pero yo no lo hice. Así que cosas así, ¡¡Espero que nunca me pase!!

 
- Siempre hacés referencia en tus canciones al agua. En este disco, Abel, hay una que se llama El Mar.
- Si, por eso que te decía que es un símbolo para mí por haber pasado tanto tiempo en el mar. El otro día en La Quiaca no me sentía bien, me faltaba algo, y era el mar. Soy hombre de mar, criado en el mar. De hecho una de mis primeras canciones fue Cerca del Mar.

 
- ¿Hiciste alguna forma de ecoturismo?
- En Bariloche hacía excursiones en Catamarán. Y luego caminábamos por las islas, cuando tenía seis o siete años. Pero no mucho más que eso. También anduvimos mucho a caballo por las montañas. Quiero conocer Cataratas, todavía no las conozco.

 
- ¿Kayakismo o Rafting probaste?
No, me divierte verlo, probaría, pero no lo hice todavía. Es que yo desde muy chico empecé con la música, las giras y no paré más. He conocido muchos lugares pero desde otros aspectos no siempre desde lo turístico. Es muy orgánico para mí cantar. Incluso cuando tengo que parar 20 días me cuesta. Para mí cantar es lo que tengo que hacer. Y me dejo sorprender por momento surrealistas como éste, descubriendo un lugar en plena capital donde estamos pescando y hay tranquilidad a pocos metros del caos del microcentro.
La tranquilidad se interrumpe: una de las cañas acusa pique y mientras el grabador queda encendido este cronista acude pronto al lugar de la acción y clava una boga que da brava pelea. “-¿Querés pelearla vos Abel?”… y la respuesta –“No, prefiero mirar”. Se niega amablemente. Pero se muestra interesado por la situación que es atípica en su vida. Acepta posar para las fotos con el pez. Pide que no sea tapa la imagen, que no quiere quedar asociado con una imagen de pescador que no sería real en su caso. Tras las tomas, vuelvo a poner el pez en el mediomundo, lo bajo rápido (nunca arrojándola por el aire como hacen muchos pescadores desaprensivos) y una vez en el agua, la boga sale nadando naturalmente. 

 
Abel celebra que el pez haya salido del mediomundo nadando y regrese a su medio. “Está buenísimo eso” (la devolución) –dice-“Me gusta verlo, observar cómo trabajás, como manipulás con tanto cariño al pez”, agrega.

 
-Sí, pero no quisiste pescarlo vos...
-En la vida las cosas que yo siento mías las digo y las vivo. Admiro mucho la pasión con la que vos me contás todo lo que sentís con la pesca porque estás interiorizado en toda la causa. Es tu pasión conectar con este mundo. Admiro el respeto y cuidado con el que trataste a la criatura que sacaste del agua y la devolviste con ese mismo respeto y cuidado. Vos tenés una conexión, no es una cuestión de mostrador. Vos estás conectado y eso yo lo admiro. Pero no siento que es algo mío, pero sí disfruto de observarlo. Y observarlo tiene su costado romántico, porque uno puede disfrutar a través de lo que otro está haciendo. De chico me enseñaron aquello de que “el que mucho abarca poco aprieta”. Y yo prefiero que vos hagas lo que hacés y admirarte por como vos lo hacés. Yo no podría haber tratado con la misma mística y el mismo amor a esa criatura como vos lo hiciste. ¡Así que prefiero dejar a ese ser en buenas manos!.

 
-Se van uniendo las historias de Aire Libre. Facundo Arana nos comentaba que él, que practica todo tipo de deportes al aire libre, no era el mejor en nada, pero sí que era muy buen observador y seguidor de las reglas de lo que hay que hacer. Por eso supo que era desaconsejable seguir en su excursión en el Everest y aceptó el consejo de no continuar con una expedición que podía costarle la vida.
-Ahí tenés. Su forma de conectar con la vida es con el vértigo, y yo admiro eso, pero no metiéndome orgánicamente en algo que no es parte mía. Por eso nunca hice cosas porque estén a la moda.

 
“A la moda”, dice Abel y justo allí intervienen su vestuarista y su jefa de prensa, quienes les recuerdan que se va haciendo la hora de la despedida y tienen un reportaje en la televisión que requiere un cambio de vestuario. Mientras vamos guardando los equipos, Abel vuelve a maravillarse del lugar y sostiene “no es casual que hoy esté acá, me voy a acordar en otros momentos de este sitio y de este momento”.

 
Vamos caminando de regreso por el muelle y un aficionado logra una hermosa carpa. Usa caña de mosca, la pelea es muy deportiva y el pez tiene muchas chances de escape. Nos detenemos a observarlo. El pescador iza la pieza con el copo, extrae los anzuelos con una pinza. Abel se maravilla con su tamaño. Acepta posar con la carpa; la manipula con sumo cuidado. Se preocupa por ella. Felizmente, el pescador es de los que tienen consciencia ecológica y vuelve a poner la carpa en el mediomundo y la baja con cuidado. Abel vive un Deja Vu: el pez sale nadando mansamente.

 
Frente a ese broche de oro “No creo que termine pescando pero me gusta admirar a quien lo hace con el amor y la pasión de ustedes. Y sobre todo, con el respeto a esos seres que vuelven a donde pertenecen. A mi elemento favorito: el agua”.

“A veces lloro de emoción y a veces escribo canciones”

 
-Abel: en cada disco te reinventás. ¿Cómo salen las canciones en tu caso?
-Escribo cuando las cosas que me van pasando se van acumulando… lo pongo de esta forma. A veces lloro de emoción y a veces escribo canciones. Cuando vivo cosas que a mí me movilizan, como esta mañana en este lugar increíble adonde nos trajo la vida, en algún momento va a venir a mi mente y voy a estar pensando que esto tiene un mensaje para mí. Por algo sucede esto. Las cosas que me van pasando requieren una forma de exteriorización.

 
-Ahora bien, si las cosas que te pasan se traducen en tus canciones. Uno escucha “Abel” y puede decir “¿Te ha pasado todo esto? ¡¡¡Pobre!!!”
-Las historias no son tan literales, aunque sí están basadas en experiencias reales. Hay contextos que me sirven para decir lo que yo quiero decir. No estoy en pareja, pero puedo escribir Tanto Amor, una canción que empecé a escribir con un español y me parece que uno puede escribir historias que le llegan aunque no necesariamente sea uno el que las protagoniza, aunque sí el que las interpreta y de algún modo las siente como propias.

 
-¿Cuáles son los planes de presentación de Abel?.
El disco lo voy a presentar el 22 de noviembre en el Metropolitano de Rosario y el 23 en el Orfeo de Córdoba. En diciembre vamos a hacer una fecha en Buenos Aires. En esos shows haremos el mismo espectáculo de Sueño Dorado, pero con un set de temas de este disco, adelantando la gira de presentación de Abel que va a ser a partir de mayo.
 
 
-¿Porqué le pusiste tu nombre al disco?
-El disco se llama Abel porque habla de aceptar. Y todas las cosas que nosotros aceptemos, incluyendo a quienes nos rodean, a cuanto nos rodea y fundamentalmente a nosotros mismos, eso queda bajo nuestro nombre. Aún cuando nuestro nombre no nos identifica y elijamos otra forma para que nos llamen, esa forma va a ser la forma de simbolizar para los demás todo lo que nosotros aceptamos mostramos y somos. Como ese era el concepto del disco y de las letras, le puse Abel, porque tuve mis cosas que aceptar para encarar esta temática. La intención es que cada uno le ponga al disco que tiene en su mano, su propio nombre, porque si en estas canciones encuentra una herramienta para aceptar sus propias cosas, debe llevar su nombre. 

 
El tiempo de reacción es muy variable, cada ser humano reacciona ante un mismo estímulo de manera distinta. Están los que en una misma situación, se pelean y están los que solucionan el tema de manera pacífica. Cada uno hace lo que sus reflejos le ordenan ante el peligro. Más o menos rápido que otros.

Fuente: Revista Aire Libre

“Tengo claro que soy un producto comercial”

4 NOV 2014 | 09:21 Abel Pintos cumplirá un hito para un artista popular: tocar el sábado en el Estadio Unico, que agotó las entradas hace cinco meses. “Soy lo que soy como persona y luego como profesional, gracias a la música”, afirma.

Por Javier Firpo - Jfirpo@larazon.com.ar  

A cuatro días de uno de los acontecimientos musicales de su vida, Abel Pintos piensa la respuesta. No contesta de manera atolondrada. Está sereno. Confiado. Fuerte. Viene con un envión arrasador; sin embargo, no cancherea con el sublime presente que atraviesa: “Soy muy autoexigente en todo sentido. Por un lado, quiero entregar el mejor producto posible; por otro, pretendo disfrutar al mango, porque si yo disfruto, el público será el gran beneficiado. Es una cadena en la se favorecen todos”.

¿Sos muy riguroso con vos?
Te contesto diciéndote que yo no soy nada conformista.

¿Te preocupa dar el mejor show posible para el disfrute del otro?
Sí, me ocupo más que preocupo. Es mi trabajo. Pero todo lo que hago y todos los recaudos y precauciones que tomo, y cada detalle, son para, principalmente, pasarlo bien yo. Me rompo el lomo y estoy en cada detalle para disfrutar.

¿A qué te referís con recaudos y detalles?
A la puesta en escena de un espectáculo o a la elaboración de un disco. Es todo un aprendizaje saber crear climas, saber con qué canción comenzar y con cuál terminar un recital. Eso que tanto se habla del timing, viste... decir la palabra justa.

¿Sos o hacés un producto?
Soy y hago un producto comercial. Lo tengo claro como también entiendo que no es una ofensa serlo.

¿Te llevó tiempo aprender a manejar todo esta estructura que montaste?
Sí, claro… ¿Hace cuánto que vengo cantando? Un montón. Pero como en cada actividad, todo es experiencia y vivencias.

¿Cómo manejás esa ambigüedad entre lo que quieren los fans y lo que tenés pensado darles?
Cuesta, pero trato de respetar mi menú, que lo hago con mucho amor, mucha dedicación y sin egoísmos... Después, cómo recibe cada uno eso que yo les transmito desde el escenario, es una sensación subjetiva de cada persona.

En “Sueño dorado” compartías más con el público que cuando presentaste “Abel”...
Totalmente distinto. “Sueño...” era como un repaso de mis 15 años en el oficio; entonces, tenía sentido que hablara más explicando la historia y la época de cada canción. ¿Me entendés? En cambio, “Abel” es mi último material y quiero que la gente lo escuché, no me interesa hablar a mí.

El sábado vas a cantar en el Estadio Unico de La Plata y desde junio las entradas están agotadas…
(Interrumpe) Si me vas a preguntar si estoy sorprendido, sí, absolutamente. Tenía expectativas después de meter 40 mil personas en el Luna Park al cabo siete recitales, pero no imaginaba tanto. Por suerte, no perdí la capacidad de sorpresa.

¿Temiste que fuese un lugar demasiado grande?
Por supuesto. Siempre pasa ante semejantes desafíos. ¿Quién no temería?

Sobre todo al ser la primera vez en un estadio de un músico popular.
Bueno, no sé, porque La Renga tocó, el Indio Solari, Andrés Calamaro… todos hicieron grandes estadios.

Sí, pero ellos actúan una o dos veces por año.
Eso es cierto, yo toco muchas veces en el año.

¿Sentís que la vida te está devolviendo algo, o premiando con esta actualidad inmejorable?
Creo que este presente no es otra cosa que una oportunidad más para seguir aprendiendo y creciendo, primero como persona, que para mí es lo fundamental porque creciendo como persona, crezco más como cantautor.

¿La música ejerció como formadora para vos?
Soy lo que soy como persona y luego como profesional, gracias a la música, porque me vínculo con ella desde muy chico. Entonces la música me fue formando y orientando, y yo decidí seguirla.

¿Qué es lo más difícil de este gran momento?
Saber administrar las emociones que todo esto me genera. Es muy conmovedor saber que las entradas para un show mío se agotaron cinco meses antes de presentarme. Entender ese fenómeno no es una pavada, al menos para mí…

¿Te presiona esa situación?
Es una linda presión, en todo caso… Pero hay que estar atento y hacer lo posible para manejar la situación.

¿Nunca temiste el conflicto de la página en blanco?
Sabés que no… Yo me siento a escribir cuando tengo una idea, si no, no me esfuerzo a hacerlo. Me pasa que vengo atravesando una etapa de inspiración que me permite, por ahora, tener facilidades para escribir y reflejar el mensaje que me interesa.

¿Tenés una técnica, una estrategia para componer?
Tengo herramientas. Manejo palabras, sé construir metáforas y tengo esa llama encendida necesaria para volcar todo al papel. Te digo más: yo nunca me senté a escribir una canción, sino que la canción salió de mí pidiendo pista, pidiéndome permiso, ja.

¿Sos un lector asiduo?
Uff, leo un montón, soy un glotón de la lectura. Una vez Víctor Heredia me dio un gran consejo cuando yo empecé a mostrar mis canciones: “Escribir canciones te va a renovar como artista y vas a ayudar a que se renueve el repertorio popular. Pero sobre todo, leé mucho, lo vas a necesitar. Porque llegará el momento en el que tengas mucho para decir y no vas a saber cómo hacerlo por la falta de palabras”. Me pareció estupendo y al otro día me compré “El padrino” y hasta hoy no paré más… Y por suerte, como decía Víctor, pude incorporar estilos, formas de expresión, metáforas, básicamente enriquecí mi vocabulario.

¿Sos creyente, religioso, devoto?
Soy creyente, no religioso. Soy un hombre de mucha fe, creo en Dios, en la Virgen, en Jesús, dos imágenes muy fuertes en las que tengo una profunda creencia, como también en el Gauchito Gil. Yo respeto a todo el mundo, y admiro a todo aquel que cree en algo de manera convencida.

¿Cuán importante para vos fue escribir tus propias canciones, teniendo en cuenta que durante años interpretaste covers?
Fundamental. Hay un antes y un después en mi carrera. Escribir, musicalizar y presentar mi primera canción, que fue “Sueño dorado”, fue un flash, un viaje divino. Pude tener el placer de experimentar lo que significa escribir una canción, que te brinda una apertura emocional sin precedentes.

¿Por qué decís que fue una bisagra empezar a componer?
Porque le pude dar un salto de calidad a mi carrera. Yo disfruté y me divertí en un momento de mi trayectoria, pero la identidad musical la conseguí con mis composiciones, no hay vuelta que darle.

En mayo cumpliste 30 años. A los 50, ¿te ves como un León Gieco?
No soy de proyectar tanto. Creo que me sentiría limitado. Sí te puedo decir que me veo dedicado a la música hasta el último minuto de mi vida.

Sos de los que piensan que morir en un escenario es la “mejor muerte” posible para un artista…
Lo pensaba, de verdad. Decía que quería que mi último suspiro fuera en un escenario… Ahora no, je. Es que pienso un poco más allá y considero que puede ser muy traumático, ¿te imaginás? Qué garrón para el público.

¿Nunca se imposibilitó una amistad por una cuestión de egos?
No, a mí no me interesa ese tipo de cosas, tampoco llego a entenderlas. ¿El ego? ¿La envidia? La verdad es que no soy una persona que tienda a celar lo que vive el otro, por más lindo que sea…

¿De verdad no padeciste el celo, la envidia, tan comunes en tu profesión?
No, jamás. Desde chiquito que me dedico a la música, y desde chiquito que soy así. Tampoco lo era cuando, hasta hace unos años, no muchos, mis objetivos ni siquiera estaban en el horizonte de poder cumplirlos. Prefiero ser así, es mejor, me sale natural.


“En La Plata nada es casual”

01/11/14 - 07:20hs

Abel Pintos se presenta con una sonrisa: “Abel Federico, un gusto”, dice. Como si miles de chicas no gritaran por él, como si no hubiese ganado por segundo año consecutivo el Premio Gardel de Oro, como si no fuera uno de los artistas más convocantes del país.

En la continuidad de la presentación de su disco Abel, el próximo sábado 8 de noviembre, el artista realizará un multitudinario show en el Único de La Plata, en lo que será su primer concierto en un estadio.

Con entradas agotadas y muchas expectativas, el cantante bahiense adelanta sus sensaciones en un mano a mano exclusivo con Hoy: “Por un lado es cumplir un sueño y por el otro, el lugar lleva a hacer algo distinto. La idea de este concierto es poder experimentar hacer un recital de estadio para ver cómo nos sentimos, qué podemos ofrecerle al público y cómo se siente con ese contenido. Una idea para el próximo disco es hacer el circuito de estadios en Argentina, tener algo distinto para mostrar a quienes nos acompañan desde hace mucho tiempo. Por eso también no agregamos otra función, por más que se haya agotado con mucha anticipación, queremos dedicarnos especialmente a esa noche. Es todo un desafío para nosotros, pero estamos tranquilos porque vamos a presentar un espectáculo muy firme”.

Llegás al Único luego de haberte presentado en distintos lugares de La Plata, ¿qué te gusta recordar de la ciudad?

Hace 10 años tocaba en Ciudad Vieja, hacíamos dos fechas por año, cortábamos 60 entradas y éramos súper felices. Después pasé a lugares un poquito más grandes, donde toqué para 150 personas. Luego al Coliseo Podestá. Yo iba a los shows de León [Gieco] en estadios y soñaba con hacer algo así, terminamos pasando del teatro al Estadio Único -risas-. Me gusta ir a tocar a una ciudad en la que todo lo que estoy haciendo tuvo desarrollo, siento que en La Plata las cosas no son casuales.

Abel dice que no tiene fines de semana libres, pero que todos los días le dedica un tiempo al descanso. Le gusta leer y hacer ejercicio, cuenta que el público le regala muchos libros porque sabe que entre uno nuevo y uno usado, prefiere uno usado. Despacio y tranquilo, con la sonrisa siempre dibujada en el rostro, le cuenta a este diario: “El único momento en el que siento que tengo que bajar es después de un concierto, algunos niveles se alteran un poco, la euforia, la emoción. Ahí siento que debo nivelarme, después no. Disfruto mucho de lo que hago, pero el momento de la verdad es el concierto, lo demás es cotidiano y más natural. Verme en tapas de revista, en el diario, o en la tele, lo disfruto como espectador y me gusta”.

Con los pies sobre la tierra

Cuando tenía 13 años, fue apadrinado por León Gieco. 17 años después, y a pesar de la vorágine de fanáticas que lo envuelve, el cantante mantiene los pies sobre la tierra: “El ego, como la fe, es parte de nosotros. Es algo que está. Es como decir qué pensamos del hígado; lo tenemos. Después hay que tratar de cuidarlo. Es parte de nuestra estructura psicológica o espiritual. Luego está el dominio y la relación que uno entabla con esa parte. Aceptarlo, relacionarse, saber hasta dónde se le quiere dar espacio y hasta donde no”.

Abel y sus cómplices

Abel Pintos no está de acuerdo con el concepto de fan, para él, esa es una denominación fría y lejana. Por eso, le explica a Hoy: “A mí me provoca una felicidad muy grande saber que el público que me acompaña es consecuente con la circunstancia. En los momentos de euforia, de felicidad y todo, el grito está presente. En los momentos más sensibles o emotivos hasta hay introspección, realmente me acompañan. No es una cuestión separatista de alguien que canta y otro que escucha. Siento que verdaderamente hay una conexión y no una cuestión de oferta y reacción. Es una comunión, son compañeros, cómplices”.

 
"GUSTAVO CERATI ES UN FARO PARA MI"

En un diálogo sin desperdicio con DiarioShow.com, Abel Pintos reveló sus sueños. Además, el artista popular de mayor crecimiento en los últimos tiempos, aseguró: "La enseñanza que me queda de Gustavo es la reinvención constante. Entonces mi tributo será respetar lo que aprendí de él. Es un maestro".
 

Por Martín Pérez

mperez@cronica.com.ar

Encontrándose a cada paso que da con el camino que eligió y que va desmontando para continuar, viaja Abel Pintos. Un paseo lleno de oasis, claro, ya que la carrera ascendente del cantante no deja de darle gratas sorpresas. “Gracias por dejarme cantar”, suele decirle a su público como una manera de manifestar que su sueño más importante ya se cumplió, pero en el mano a mano demuestra que las ganas de más, de entregar y conseguir, están firmes y las metas son tan claras como alcanzables. “Siento que sabemos transmitir de una forma certera el valor que tiene un disco para mí. Cada álbum es una crónica de toda una etapa de mi vida. De una serie de aprendizajes, experiencias, emociones administradas y desarrolladas. Eso busco compartir en el disco, trascendiendo lo musical. El público lo tiene claro y lo toma con la sensibilidad con la que se lo creó”, confiesa a DiarioShow el artista. Y justamente sobre su público, Abel nota un gran cambio respecto a los últimos años, ya que siempre fue muy bullicioso, con chicas enamoradas tratando de declararle su amor. El músico afirma: “Este último tiempo me sorprendió que el público respeta mucho lo que me pasa. Son 8.000 o 10.000 personas que me escuchan solo a mí y no solo lo que tengo que decir o cantar, sino los silencios, la calma. Es un respeto muy grande”. Termina cada pregunta, por más seria que sea, con una sonrisa, como si fuera imposible ocultar la felicidad del gran momento que pasa. Se vuelca a hablar de los compromisos que tiene como artista sobre el escenario y describe: “Uno debe responder a la responsabilidad con el deseo de uno mismo, más que para con el público. No es tu responsabilidad hacer bailar al público, pero vos decidís que querés hacer bailar a la gente. Adquirís todas las herramientas necesarias para hacer bailar al público para expresar ese deseo. Cuando querés generar algo en alguien, lo más probable es que lo consigas. El otro se abre a lo que vos le generes”.

Búsquedas

“Me gustaría poder pintar, escribir libros y estudiar teatro”, sorprende Abel cuando es inquirido sobre otras expresiones artísticas que le interesaría explorar. Acerca de la literatura, comenta que ha escrito algunas poesías. Incluso asegura: “En la cabeza tengo ideas para ciencia ficción, pero escribiría sobre cualquier cosa. En la música no soy partidario de los géneros, porque los veo como una herramienta para expresar, un paisaje. Lo mismo pasa con todo el arte”. También afirma que tiene pensada “una idea de tres tomos. Desarrollo tantos puntos que, por lo menos, tienen que ser tres tomos y serían sobre experiencias, pensamientos que uno tiene y va cambiando”. Más audaz es el gusto que adquirió por la pintura que, según comenta, llegó cuando vio que alguien cercano a su entorno empezó a estudiar esa rama artística. Fue entonces cuando dijo: “Guau, debe ser realmente un canal de expresión revelador. Me gustaría hacerlo porque es comunicar de otra forma lo que tengo adentro”. La tercera de sus inquietudes también tiene que ver con el escenario: “Me gustaría estudiar actuación, pero no sé si actuar. Me da la sensación de que se hacen procesos súper divertidos, abstractos, y me encantaría experimentarlos”.

Fuerza natural

Abel se declara fanático de Gustavo Cerati, fallecido recientemente. Asegura que por una cuestión generacional “conecté con la carrera solista de Gustavo. Soy un hombre de mucha fe. Durante esos cuatro años que duró su lucha genuina tuve fe de que las cosas iban a resultar de otra manera. La enseñanza que me queda de Gustavo es la reinvención constante. Entonces mi tributo será respetar lo que aprendí de él. Es un maestro, un faro para mí”. Acerca de la vida y la muerte, si bien no piensa en futuros lejanos y lo que pueda suceder, el joven oriundo de Bahía Blanca reflexiona: “De la misma forma que festejamos algo que no entendemos pero nos viene bien, en el momento en el que sufrimos algo que no entendemos, sufrámoslo pero no castiguemos nuestra fe. Cuando murió Mercedes (Sosa), sufrí por no tener la oportunidad de volver a abrazarla. No sufría tanto no volver a escuchar un disco nuevo de ella. Con Gustavo me pasa al revés, porque yo a Gustavo nunca le di un abrazo. Lo que más me duele es no tener un nuevo disco suyo, más arte que nos entregue”.

 

Abel Pintos: “Quiero mucho a San Luis porque tengo una conexión muy profunda”

Previo a brindar su recital en el estadio El Ave Fénix, el cantautor brindó una conferencia de prensa en el Hotel Vista. En diálogo con Agencia de Noticias San Luis, el músico comentó que esta noche hará un recorrido por su último material : ABEL.

 

El compositor  Abel Pintos arribó a la provincia para hacer la última presentación de su disco ABEL. Dueño de una tranquilidad y humildad que lo caracteriza, el cantante contó acerca de su última edición: “Qué el disco tenga mi nombre tiene que ver con que yo acepte este rol, que para mí como músico es significativo”.

Además entre mate y mate comentó que “las expectativas son muchas para el show de hoy, hace poco estuvimos brindando un concierto en la provincia, y en esa oportunidad presentamos algunas de las canciones que hoy volvemos a presentar, pero el disco completo”.

“El Ave Fénix es un lugar mítico de alguna forma para la música en San Luis, un lugar “consagratorio”, y en lo particular y lo emocional presentarme allí significa cumplir otro sueño para mí. San Luis es una provincia a la que quiero mucho y tengo una conexión muy profunda”, señaló el cantautor.

Abel también en su diálogo hizo referencia a realizar proyectos en otros países como lo hizo en España: “Están presentes tengo ideas de desarrollar otros trabajos afuera, pero en Argentina la química en los conciertos es muy fluida. Todo lo que sucede lo disfruto mucho, como desde hace 20 años que estoy en la música”.




La gira del músico continuará en el Estadio Único de La Plata 8 de noviembre, luego de brindar el show en la provincia. Luego se presentará en Córdoba el 14 y 15 en el Orfeo Superdomo, seguirá por el sur del país: La Pampa, Neuquén, Rio Negro, Chubut y el sur de Buenos Aires. “Son nueve conciertos que haremos en la gira que durará once días”, dijo Pintos.

Para finalizar el 2014, el artista narró: “Viajaré en diciembre a Colombia para cantar junto a Santiago Cruz, un cantante y amigo, a ambos nos gusta la música que hace cada uno , y me invitó a participar en la presentación de su nuevo material que comienza el 5 de diciembre”.



Abel Pintos: "El éxito es hacer lo que amo"

Es el cantante argentino más popular de la actualidad: su último disco va por el triple platino y ganó dos veces el Gardel de Oro. Cómo vive este presente, a pocos días de hacer su primer estadio en La Plata. “Yo soy un hombre de fe”, se define.

Toda la música por venir está en su cabeza. No hay libreta, ni grabador, ni nada donde quede registrado. Nada. “En este momento tengo un disco completo, tengo las canciones terminadas en mi cabeza. No las escribo en un papel, ni las grabo en un celular, no tengo forma de perderlas”, asegura Abel Pintos. 

Músico autodidacta, por propia definición. No estudió nunca guitarra, no escribe música. “Ahora, estoy estudiando simplemente para leer música como se lee un libro”, comenta. Tal vez lo mejor que pudo hacer es no escuchar el consejo que le dio un cantor de tango en Bahía Blanca, el lugar donde todo comenzó a sus doce años. “Vos tenés que dejar de cantar porque si vos cantás siendo tan pibe te vas a lastimar y después cuando cambies la voz te vas a resentir”, le dijo. “Hay muchos mitos que no hacen muy bien y éste es uno”, sentencia hoy el músico más popular de la Argentina, el chico que siempre supo lo que quería ser. 
 
Pintos fue el gran ganador de la noche en los premios Gardel: se llevó la estatuilla por “Mejor álbum artista masculino pop” y “Álbum del año”, por su último disco al que bautizó con su nombre: “Abel”, que va por el quíntuple platino; a “Producción del año” y  a “Canción del año” por el tema “Aquí  te espero”. Coronó su noche triunfal llevándose el Gardel de Oro, por segundo año consecutivo. Recorrió el país de punta a punta aunque, sostiene, “queda mucho, hay mucho pueblo en la Argentina, recorrer muchos lugares me dio un bagaje muy grande, mucha experiencia, aún empezando muy joven me curtí mucho”. 
 
Enamoró al público español en su primera gira y, también,  por primera vez, hará un estadio de fútbol. El 8 de noviembre su voz sonará en el Único de La Plata. 
 
-¿Como transitás este presente tan exitoso?
 
-Disfruto mucho de todo lo que sucede y disfruto mucho de lo que vivo todos los días. Fue mi objetivo y era mi deseo de niño. Lo disfruto porque el contexto es muy lindo, porque trabajo para que todo esto suceda desde muy chico. Lo que quiero hacer cada día de mi vida y lo que hago efectivamente. Poder dedicarme todos los días a hacer lo que amo, eso es el éxito para mí.
 
-¿Sería igual si, por ejemplo, cantaras todos los días en una estación del subte?
 
-No me daría exactamente lo mismo, porque trabajo mucho por poder vivir ese éxito que es cantar todos los días de la forma en que realmente me gusta hacerlo, en conciertos y shows. Pero el éxito, pienso yo, es la concreción de los sueños y los proyectos que uno tiene. Y yo sueño algo y lo proyecto, y trabajo mucho para que eso se haga una realidad. Pero disfruto tanto el momento en que se convierte en una realidad tangible, que puedo oler y ver y sentir, como durante todo el proceso. Me parece que el camino es el éxito y no el lugar a que se llega.
 
-¿Dejaste muchas cosas en el camino?
 
-No tuve que resignar cosas. Siempre hice todo lo que necesité y lo que quise, en esta forma de vida que elegí, en mi propio contexto.
 
-Siendo tan niño, ¿qué rol tuvieron tus padres en tus elecciones?
 
-Mi familia siempre estuvo presente, siempre fue mi naturaleza hacer las cosas de manera muy tranquila. Entonces nunca hizo falta empujar cosas, ni nada. Mi familia y quienes estuvieron alrededor mío siempre me acompañaron, nunca me empujaron a hacer nada. Nunca me impusieron nada, nadie hasta el día del hoy, quienes me acompañan, me acompañan. 
 
-¿Cómo te fue en la escuela?
 
-Cuando la carrera ya me demandó más tiempo le di prioridad. El secundario no lo terminé, pero estoy en planes de querer terminarlo porque me gustaría estudiar Letras.
 
-Víctor Heredia te aconsejó una vez que leyeras mucho. ¿Lo hiciste?
 
-Todos los días aunque sea un ratito leo. 
 
-Ahora, ¿qué estás leyendo?
 
-Se llama “Retromanía, la adicción del pop hacia su propio pasado”. Es como la tendencia mundial que hay a crecer hacia atrás, por lo menos en la música y en la moda. 
 
-¿Qué escritor te gusta?
 
-Me gusta Murakami, me parece muy simpático. Y, además, siento que todos sus personajes hablan como habla él en realidad. Hablan prácticamente igual o se enojan por las mismas cosas. Me gusta sentir al autor como muy presente en sus personajes. Me gusta mucho Borges. Me gusta leer.
 
-¿Por qué querés estudiar Letras?
 
-Por un lado sé que me va a dar muchas herramientas para trabajar, y porque sospecho que llevar adelante una carrera que implica mucha lectura, me va a ser simple.
 
-¿Por qué crees que te hiciste tan popular?
 
-Es muy difícil analizar eso. Yo pienso que es muy importante que nos conocemos mucho con el público. Los que hayan descubierto mi música tal vez con el último disco, hoy me escuchan pero ya me conocen desde hace mucho tiempo. Saben que hace muchos años que hago música, que empecé desde chico. Saben mucho más de mí, a veces, que de mi música. Es muy difícil de analizar y llegar a una respuesta muy certera, pero de alguna forma tiene que ver con los temas que trato en mis canciones que es básicamente hablar sobre el amor, pero la forma que tengo de abordarlo porque lo hablo en órdenes generales. Y el amor es algo que experimentamos todos, en distintos contextos, entonces creo que ahí está la conexión que puede haber con una persona. 
 
-¿Te rompieron muchas veces el corazón?
 
-No. Yo no creo que se sufra por amor.
 
-Estás contradiciendo hasta a Shakespeare…
 
-Puede ser, es una opinión. No creo que se sufra por amor, es lo mismo que la vida y la muerte, las ponemos en el mismo lugar y para mí la muerte es una etapa de la vida. La muerte, en mi filosofía de vida, no es el antagónico, es algo que es parte. Yo creo que se sufre por un montón de cosas que interfiere en el amor, estructuras psicológicas, sociales, fluctuaciones, deseos, proyectos… Un montón de cosas, pero no la emoción. Es como meter todo en una misma bolsa. Es como la fe.
 
-¿Cómo es eso?
 
-Creo en Dios, pero no creo que el mismo Dios bondadoso es un Dios vengativo. Muchas veces discutí con un cura amigo, vos no me podés decir que Dios me va a castigar por alguna cosa, porque si Dios es amor no es castigo. Dios es amor, punto. Creo en él en las buenas y en las malas también. En el amor es lo mismo, no creo en un amor bueno y malo, es amor, después hay un montón de cosas que son parte del mecanismo en nosotros como seres humanos que me parecen que son los que nos hacen sufrir. Sufrimos porque no congeniamos con alguien, pero no por no haber amado a esa persona sino porque es una pena que no hayamos congeniado, porque amar me resulta algo precioso.
 
-¿Cómo lográs mantener tu vida privada lejos del éxito? ¿Es mucho esfuerzo?
 
-No, para nada, en órdenes generales soy reservado. Con mis amigos, con mi familia. No soy de naturaleza de contar todo a los cuatro vientos lo que me ocurre. Hay cosas con las que tengo una conexión muy íntima y que así las disfruto.
 
-¿Ya con 30 años, pensás en formar una familia, tener hijos?
 
-Sí, me gustaría. Para mí la carrera y la idea de formar una familia no son cosas separadas. La música que hago y la vida que llevo con la música es la vida que elegí. En esa vida se desarrollará todo también, no vivo la música como algo paralelo a lo que yo pueda ser el día de mañana con una mujer y mis hijos, todo se va a terminar integrando porque es parte de mi vida, más allá de ser mi trabajo es mi forma de vivir.
 
Sueño dorado. Abel cumplió tres décadas de vida, y ya lleva más de veinte años de carrera. Mirar para atrás, para verse de niño entregándole un casete grabado a Raúl Lavie, no le cuesta. Fue en Bahía Blanca. “No es porque sea hábil para mirar para atrás, es porque no tengo que hacer un esfuerzo porque es lo mismo que hoy soy”, reconoce.  Pasaron muchos años, desde aquel día en que ese demo llegó a manos de Pity Iñurrigarro, entonces productor de León Gieco; Pity le propuso formar parte de su productora Abraxas y un contrato con Sony Music. 
“No fue simple, ni fácil grabar ese casete, porque alquilar horas de estudio de grabación y todo eso llevó una inversión económica grande, mi papá trabajaba en un corralón y mi mamá era ama de casa”, recuerda. 
 
-¿Sentís que no te cambió nada todo esto de ser popular?
 
-Posiblemente me haya cambiado como crecimiento. Hago las cosas por el mismo motivo que las hice siempre, todo lo demás es natural que cambie. Somos la “dinámica” de la vida, y cuando algo pasa mucho tiempo sin cambiar, ahí me preocupo.
 
-¿Cómo vivís este momento de la Argentina?
 
-Siento que todos sabemos muy bien qué es lo que pasa, todo está a la vista. Yo no comparto cuando dicen “lo que nos venden los medios”: El medio te vende lo que vos querés comprar, no necesitás ver los medios, vos salís a la calle y ves lo que pasa. Si vos te querés generar una idea, no necesitás de un medio para opinar. Hablar de la inseguridad… todos sabemos a qué nivel está inseguro el mundo en la actualidad. Es como “llueve sobre mojado” opinar sobre eso. Me parece que sería opinión si uno propone algo para tratar de cambiarlo, porque si no, en realidad, es como dar una crónica. Creo que el mundo está violento, creo que todos estamos violentos en algún punto.
 
-¿Le encontrás un razón?
 
-Estamos evolucionando, estamos en un momento bisagra de la humanidad, estamos pasando a una nueva etapa. Y las nuevas etapas provocan miedo, y el miedo provoca violencia. Casi siempre.
 
-Y con respecto al país y la política, ¿te involucrás?
 
-Sí, claro. Pero me involucro socialmente, mi música no quiere una bandera. Yo tengo mis propias posturas políticas y las expreso, en lo que gracias a Dios tenemos, que es un voto. Pero no soy partidista. Yo voto a un partido, si el que gana es el otro, bueno vamos, no voy a estar todo un ciclo yendo en contra de esa corriente. 
 
-¿Y pensás que puede haber un cambio?
 
-Sí, mientras lo generemos nosotros. Porque hay dirigentes políticos, pero hacemos política diariamente, somos los dirigidos y tenemos derecho a elegir hacia dónde nos dirigen. También estamos siempre muy al límite, pienso yo ¡eh!, que es mucho más fácil a quien culpar. Siempre hay cosas justas e injustas. En estos últimos diez años he visto crecer ciudades de forma sorprendente y conmovedora y he visto decrecer ciudades de forma sorprendente y conmovedora. Pero insisto, no es cuestión de una bandera o un partido, si el partido era otro pasaba lo mismo. La cosa está pasando por otro lugar, y tiene mucho que ver con nosotros como sociedad. 
 
-¿Qué nos falta?
 
-Todo lo que está pasando nos está haciendo dar cuenta de que hay mucha falta de educación, enhorabuena que nos estamos dando cuenta dónde hay que hacer fuerza. 
 
-Se te ve muy zen, ¿qué cosas te enojan?
 
-Las cosas que me provocan impotencia, que siento que son en vano. La violencia, la falta de respeto en todos los órdenes. Me parece tan inútil enojarnos, maltratarnos, eso me pone de mal humor. Todo lo que no sea cuidado propio y para el otro. Sobre todo, la negligencia, la soberbia, el maltrato en todas sus formas me pone muy mal. En verdad es lo que me pone muy triste.
 
-Hay personas que no les gusta, o no pueden, mostrarse frente a los demás tristes, ¿cómo sos vos?
 
-Yo no tengo mucho problema en mostrarme triste si algo me lo provoca. No suelo estar muy triste porque suelo ver las cosas de una forma determinada, tampoco el positivismo de un libro de autoayuda. Cuando se van las ganas llega la tristeza, porque como la inactividad, es la impotencia, sentirse anulado por algo. Eso es triste. Porque yo soy un hombre de fe y si algo me quita la fe me quita una parte esencial, es como juntar las partes de nuevo. Y ahí está el trabajo de la fe. 
 
 
Música
 
“La música tiene la magia de lograr nuestra máxima expresión, la música permite que alguien te conozca mucho. Quien conoce tu música te conoce, conoce todo lo que vos sos al máximo, sea mucho o poco. Si una persona es dark, haciendo música va a llegar al extremo de su dark, si una persona es sensible, va a llegar el extremo de su sensibilidad. La música nos potencia.”
 

 

 
Letra 
 
“Arranqué a mitad de mi carrera componiendo. Empecé a escribir canciones en la adolescencia, fue una etapa de estar en contacto con muchas sensibilidades y empezar a considerar cosas que ni sabía que existían. Poder considerar que uno tiene un alma que hay toda una conexión que va más allá de lo físico y lo temporal me conmovió mucho. Fue una etapa muy sensible de mi vida y entonces empecé a escribir canciones de un día para otro.”
 
 
Estadio único
 
“Es un sueño, es un primer paso de un camino que tenemos que recorrer: el circuito de los estadios, que nos da la oportunidad de brindar un contenido distinto al público, no se trata de mostrar un poderío de convocatoria, sino de hacer un espectáculo que es distinto al de un teatro”, reconoce sobre el recital que dará el 8 de noviembre en La Plata, con entradas agotadas.
 
 
Fotos: Thom Sánchez.
Agradecimientos: Galo, Cuggini, Paso de Hombre. Asesora de imagen: María Eugenia Santalices. Artemisia, Gorriti 5996, Palermo.



 

 






 

 







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