El paso firme de Abel Pintos
El cantante más convocante del país ofrecerá dos recitales, el fin de semana próximo, en el Arena Maipú. Antes, habló del gran momento que vive.
Selva Florencia Manzur
manzur.florencia@diariouno.net.ar
Suele decirse que los artistas hacen su carrera en teatros y arenas, pero se gradúan cuando se convierten en estrellas capaces de llenar estadios. Abel Pintos recibirá su título en noviembre, cuando cante en el Estadio Único de La Plata, recital para el cual ya agotó las entradas.
Casi como un presagio, el cantautor compuso para su último disco –llamado simplemente Abel– la “canción de estadio perfecta”: Aquí te espero.
Una canción de estadio perfecta es aquella que tiene no sólo la capacidad de emocionar e invitar a todos a corearla, sino que además cuenta con una sección de coro que el público puede interpretar solo, mientras el artista le cede el micrófono, entregándole así el control completo del show. Todos los grandes artistas tienen la suya y ahora Abel también.
Previo a esta bisagra que significará ese recital en su carrera, Pintos se encuentra de gira por distintas provincias del país. Esa gira es la que lo trae el viernes y sábado a Mendoza para cantar en el Stadium Arena Maipú.
En esos conciertos, habrá gran protagonismo de las canciones que conforman su noveno trabajo de estudio, aunque los temas que lo consagraron también estarán presentes.
El espectáculo incluirá además un cuarteto de zambas formado por Mi error, Solo canto por vos, El beso y Quisiera. En tanto, Tiempo, La llave y Bella flor también aparecen en la lista de temas de los conciertos que viene ofreciendo hasta ahora.
Claro que antes de embarcarse en esta nueva aventura de ruta, el joven de 30 años se tomó un merecido descanso. Eso fue luego de ofrecer siete recitales en el Luna Park a sala llena.
Fue durante esas breves vacaciones que Escenario dialogó con él sobre su futuro y lo que le dicta su creatividad musical, esa que lo mantiene alerta en todo momento.
–La última vez que estuviste en el Arena Maipú presentaste Sueño dorado, un álbum con el que aseguraste que tu búsqueda sonora había terminado de cerrarse. ¿Tu último disco, Abel, siguió ese camino?
–Con cada disco busco cosas nuevas, porque siempre tengo algo nuevo para decir y uno nunca habla de la misma manera. Con cada trabajo busco nuevas formas de decir lo que siento. Siempre admiré a los artistas que tienen la capacidad de reinventarse, y ese es uno de mis objetivos artísticos. Abel inició una etapa en la que me preocupo más por lo que quiero decir que en cómo voy a decirlo.
–Mientras vas en la ruta o estás en hoteles, ¿ya vas pensando en el disco número diez?
–Sí. Todo el tiempo. Por un lado, soy un músico muy inquieto y curioso. Por otro, cada disco representa un tramo de mi vida y todos los días vivo cosas muy intensas y conmovedoras. Todo eso se va a cumulando y va pidiendo su expresión. Ya tengo muchas canciones escritas y tengo una idea de hacia a dónde quisiera ir con este siguiente disco. De todas formas, todavía no estoy trabajando en él porque tengo las energías puestas en esta gira.
–¿Y para cuándo un descanso? Da la impresión de que hace varios años que no dejás de trabajar...
–Después de las siete funciones en el Luna Park, que fueron en mayo, y hasta el 1 de agosto, que empezamos la gira, estuve de vacaciones. Claro que mis vacaciones tienen más que ver con descansar del viaje diario, de ir de un lado para el otro, que con frenar la mente. En realidad, la creatividad y las ganas de componer no las puedo parar porque son inherentes a mí. Es mi forma de vivir y no busco detenerlo.
–¿Qué se siente agotar el Estado Único? Es un lugar que han llenado bandas como Aerosmith y Metallica…
–Se siente una emoción enorme y un profundo agradecimiento para con todo el público y con todos los que consideraron asistir a una fecha que, musicalmente y emocionalmente, marca un hito en mi carrera. Por otro lado, estoy orgulloso de que esto le esté pasando a la música argentina y popular. Ojalá que esa fecha sea la puerta para que muchos músicos nacionales puedan hacer lo mismo.
–Hace poco, en un diario, te apodaron “el nuevo Sandro”, ¿qué opinás de ese rótulo?
–(Risas) Lo usaron como una metáfora para graficar el paralelismo que puede haber entre lo que haya vivido alguna vez Sandro y lo que estoy viviendo yo, pero no creo que haya punto de comparación ni de igualdad. Sandro es una leyenda y yo soy un artista en desarrollo, en crecimiento.
–Muchos no se imaginarán que te gusta el fútbol, pero estuviste siguiendo el Mundial, ¿cómo viviste la final?
–Veo mucho fútbol y seguí el Mundial de cerca. Pero yo vivo la ganancia. No lo viví como algo triste. Creo que ganamos muchísimo. Hacía mucho que no teníamos una sensación de solidez tan grande ni que se representara tan bien la pasión que siente este país por el fútbol. Los idóneos del tema sabrán si los jugadores estuvieron al 100%, lo que no puede negarse es que mostraron con coraje y garra la emoción que tenemos los argentinos hacia el fútbol. Eso, a mí, que no sé nada de lo técnico, me hizo feliz. Lloré de emoción cuando pasamos a la final.
–Desde hace un tiempo, te venís expandiendo hacia otros mercados y países ¿cómo fue visitar EE.UU., España y México?
–Es interesante, porque se notan diferencias en el público. Todo lo vivo de una forma nueva. Hay influencias culturales que nos llevan a todos a ver las cosas de diferentes maneras y la música no queda exenta a eso. Me pasa, por ejemplo, hasta en Chile y en Uruguay, que son países vecinos. Me llena de expectativas y me brinda la oportunidad de ampliar mis horizontes creativos y mis ambiciones emocionales.
–¿Qué música estás escuchando últimamente?
–Escucho mucha música de los ’80, pero de lo contemporáneo estoy copado con Pharrell Williams, porque su disco me gustó mucho. Estoy muy ansioso por el nuevo disco de Maroon5, que es una banda que disfruto mucho. Salta La Banca es un grupo que me gusta mucho también. Tengo una gran amistad con ellos y estoy contento de que sigan creciendo como banda y se estén proyectando.
“Me emocionó mucho ver a Piquín bailando mi canción en la Vendimia”
En marzo pasado, las autoridades del Ministerio de Cultura hicieron lo imposible por tener a Abel Pintos cantando Sin principio ni final mientras Hernán Piquín bailaba sobre el escenario del Frank Romero Day, en la Fiesta Nacional de la Vendimia.
Sin embargo, y tal como contó Escenario en aquel momento, el artista estaba de gira en España y no pudo ser.
–Te pidieron que estuvieras en la Fiesta de la Vendimia...
–Sí. Me llamaron, pero los grandes festivales, por su logística, se trabajan bastante sobre la fecha y yo tengo muchísimo trabajo. Cuando me hicieron la propuesta, ya estábamos imposibilitados de estar. Hubiese sido muy lindo compartir el escenario con Hernán, con quien hemos forjado una gran amistad.
–¿Viste algún video de la Fiesta?
–Sí. Me emocionó mucho verlo bailando mi canción Sin principio ni final, en un cuadro hermosísimo. Ojalá, tenga la oportunidad de estar alguna vez allí, porque es un evento en el que nunca participé. Quiero mucho a Mendoza y sé que ustedes se identifican mucho con esa gran fiesta. Me encantaría que me invitaran. Una viña representa mucho el sentir del pueblo, de lo que vive el trabajador durante todo el año, del fruto de la tierra y de cómo para ese producto a la provincia frente al mundo.
Fuente: Newscron
Abel Pintos: “Soy muy exigente conmigo”
El cantautor vive un exitoso presente: después de agotar siete Luna Park, comenzó la gira de su última placa “Abel”, y sumó una fecha en Mendoza. Con cuatro nominaciones a los Premios Gardel, derriba fronteras con su música y se consagra como un artista popular. Quién es el joven detrás de un fenómeno que no se detiene. Actuará el 22 y 23 de agosto, en el Arena Maipú.
“A nosotros nos gusta ganar más. Pero saquémonos las caretas, la viveza criolla es tan parte del cómo llegamos, como lo táctico y lo estratégico. Nosotros sentimos pasión, y la Selección reflejó eso”, así termina la conversación telefónica con Abel Pintos hace un mes atrás, cuando la derrota y el orgullo del segundo puesto de la Selección Argentina de Fútbol en el Mundial Brasil 2014 aún estaban calientes.
En ese momento, el cantautor se encontraba en plena promoción de su gira “Abel”, con la que llenó siete Luna Park, debutó en Chile la semana pasada, y hasta fin de año lo tendrá ocupado con actuaciones a lo largo y ancho del país, incluido el Stadium Arena Maipú, lugar que nuevamente lo recibirá el próximo viernes y sábado.
Y aunque no se considera futbolero, le gusta el fútbol y disfrutó de la alegría mundialista. Así como disfruta de un concierto en un teatro en la Puna jujeña, o cantar en subte de Buenos Aires junto a Rosana.
Ese Abel que se dice riguroso e inquieto, no discrimina escenario posible para subirse y regalarle a sus seguidores un instante de plena música. Fue la estrella de los distintos festivales de verano en nuestra provincia, y ahora está de regreso.
En su ascendente carrera, quedan vestigios de su perfil folclórico, aunque con su exitosa placa “Sueño Dorado” (le valió el año pasado tres Premios Gardel entre ellos el Gardel de Oro al Mejor Disco del año), se consagró como artista popular.
Con mayor suerte cuenta su nuevo disco “Abel”, lanzado en octubre pasado, es el álbum más vendido de su carrera (quíntuple disco de platino) y competirá en cuatro categorías en los Premios Gardel 2014.
Pero antes de comenzar el peregrinaje del tour, desconectó el GPS y como cualquier mortal reparte sus horas entre trabajo y distracción.
-Estás entrenando duro, por lo que compartís con tus fans en las redes sociales, y preparándote para lo que viene...
-Estoy descansando todavía, esto no es nada para mí. Yo descanso de los viajes sobre todo. Y corrí media maratón independiente de 10 kilómetros. Y me estoy preparando para los 42… fue un buen logro para mí. Tuve una época intensa entre los 16 y 18 años, y ahí me lesioné y retome hace unos cuatro años. Es una de las pocas actividades que logran abstraerme de todo.
-Entradas agotadas para tus conciertos de fin de año, giras en el exterior, top en los ranking... ¿Cómo vivís este fenómeno?
-Lo vivo con mucha emoción, y por sobre todo con mucha felicidad porque en realidad siempre fui muy curioso e hiperactivo, con mucho trabajo. Paulatinamente fui teniendo más atención sobre las cosas que hacía.
Pero siempre estoy activo, es inherente a mi personalidad musical. Siempre trabajé mucho con la música sin tener espacios para hacerlo. Hoy tengo muchos espacios, puedo compartir lo que hago, y eso me estimula aún más.
-¿Tus actuaciones con La Oreja de Van Gogh o Rosana son un empujoncito para tu carrera internacional?
-Son participaciones muy importantes de frente a uno de mis sueños que es compartir mi música en el resto del mundo. Estoy empezando a trabajar de a poco en otros países. Fui a Uruguay el año pasado, voy a Chile como parte de la gira "Abel". También a España con ocho días de conciertos. Y lo vivo con expectativa. Porque la música ha surgido de distintas maneras en otros países y culturas.
-Me llama la atención que a pesar del éxito, no dejas de participar en festivales populares y demás. No dejas pasar ninguna ocasión para cantar…
-Son giras distintas, conceptualmente muy distintas, entonces es entretenido para mí y para el público. Aunque tenga posibilidad de girar por el mundo, siempre lo haré así. Trabajo para esto con mucho amor.
Dueño de una ductilidad musical que fue cultivando a lo largo de su carrera, elogiado por la crítica y sus pares, a los 30 años es el artista popular del momento.
Su capacidad interpretativa, sumada a las letras transitables, hace que los temas de Abel se conviertan en hit en sólo cuestión de semanas.
Sucedió con “Aquí te espero” y “Tanto amor”, ambos con un tinte romántico y pop que no para de sonar en la radio y ya son parte de su repertorio más conocido.
Y como un jugador de primera, al que todos quieren tener en su equipo, artistas nacionales e internacionales lo fichan para que su voz se cuele en canciones ajenas.
-Estuviste con Gustavo Cordera cantando "Un Pacto". Sos parte de una generación que creció con La Bersuit y me imagino lo especial que es para vos cantar ese tema.
- Sin duda. Yo fui a ver a la Bersuit alguna vez a Cemento cuando éramos muy pocos los que íbamos a verlo. Fue muy especial ser parte de esa canción con Gustavo Cordera, por lo que significa esa canción para mí y para mi generación, lo que significa Gustavo como compositor.
Y porque fue muy lindo acompañarlo en un momento muy especial en su vida, después de 10 años canta esas canciones de la Bersuit, y las grabará en un CD y DVD que saldrá más adelante. Se amigó con esa etapa de Bersuit, y sé lo conmovedor que puede resultar.
-León Gieco fue una especie de padrino y mentor en tu carrera, ¿vos sentís que le debes algo?
-En realidad no siento que le debo algo, no tengo esa sensación de vacío. Más bien tengo una sensación constante de saber que estoy honrando de alguna manera ese gesto tan humano que tuvo conmigo.
-¿Cuál es el concepto que engloba el disco “Abel”?
-El disco habla de aceptar, el protagonismo de todas las canciones es aceptar algo, sucede algo particular en cada historia. De eso habla el disco, y fue un poco lo que yo estuve transitando y por eso lo quise reflejar.
-Por ahí los cortes de difusión no son los preferidos para los músicos. ¿Cuál es el tema que más te gusta de este trabajo?
-"De sólo vivir", que será el nuevo corte de difusión precisamente y "El Mar", son dos de las canciones que más me gustan.
-¿Sos muy exigente?
-Si lo soy (en tono tajante), soy muy exigente conmigo.
-Lo decís sin dudar…
-Como le corresponde a un exigente, un tipo que duda no es exigente (se ríe). Por ejemplo de frente a un músico, yo tengo un concepto claro y le pido que refleje eso. Si el músico acepta esa responsabilidad le voy a exigir que la cumpla. Que sea exigente no quiere decir que sea tajante y mucho menos maleducado y agresivo.
La ficha
Abel Pintos con su tour “Abel”
Días: viernes 22 y sábado 23 de agosto.
Hora: 22.
Lugar: Stadium Arena Maipú.
Entradas: $450 (platea vip), $400 (palco y platea preferencial A), $350 (platea preferencia B), $300 (tribuna central), $250 (tribuna lateral). En Musimundo (San Martín1549), Musimundo Portal de Los Andes (Godoy Cruz) y en Tuentrada.com.
Texto y entrevistas: Lorena Misetich - Especial para Estilo
Abel Pintos: “Mi raíz es la música folclórica y yo decido explorar otros géneros”
De vuelta de España llenó siete Luna Park presentando “Abel”, su último disco, que presentará en Central Córdoba
“Estoy yendo bastante, y me va muy bien allá. En septiembre voy de nuevo a España”. Muy serio, Abel Pintos elude, en perfecto bahiense natal, la pregunta sobre si ya se le pegó el acento de la Península, en alusión a lo bien que lo recibieron.
En marzo, después de la temporada de festivales desembarcó con éxito en España. En mayo, llenó siete Luna Park con la presentación de “Abel”, su último disco. Esta noche subirá al escenario del Atahualpa, y en septiembre España lo convoca de nuevo.
- ¿Cómo te llevás con el vértigo de tu carrera? ¿Te cuesta mantener el autor-cantante-personaje?
- La situación es más importante que el contexto para mí. Velo y trabajo cada día por dedicarme a la música y el contexto uno se alguna manera lo elige pero no es lo más importante. Para mí dar un concierto propio en un festival o en un estadio solo, y a la semana dar un acústico en una sala para 200 personas en España un público que no me conoce es exactamente igual. Lo importante para mí es la situación de subir al escenario y dar el concierto. Ahí entrego todo, y a cada concierto lo preparo en forma particular. A lo que voy es que no tengo un personaje que sostener sino que la música en mí es una cuestión orgánica.
- ¿Qué vas a ofrecer en el Atahualpa?
- Planteamos una primera parte con los temas del disco “Abel”, en el orden en que van, y una segunda con un repaso de las canciones de siempre, las infaltables. La cuestión es que yo iba a ir a Tucumán sí o sí a presentar “Abel”. Los productores de Atahualpa me propusieron presentar el disco en el contexto del festival. Nos pareció una buena idea.
- ¿Es una presentación especial?
- La verdad es que este concierto tiene algunos requerimientos técnicos especiales que la producción estuvo predispuesta a conseguir y poner a nuestra disposición, por eso lo haremos así. Tiene que ver con la puesta en escena. Normalmente en un festival pone pantallas de una forma determinada y todos los números usamos el mismo concepto, pero resulta que ahora tenemos concepto propio. Son cuestiones técnicas que no hacen a la esencia, es decir, las canciones, pero no dejan de ser detalles que tienen significado y protagonismo.
- ¿En qué se diferencia “Abel” de otras producciones?
- Cada disco es distinto del anterior. En realidad las diferencias son de todo tipo: musicales, líricas, de interpretación, de estética, de concepto, de mensaje y de lo que se pretende hablar.
- ¿Cómo es tu proceso creativo?
- Las canciones se pueden trabajar, pero no es mi caso. Yo no soy sistemático para componer; no tengo un día, un horario ni un ámbito especial. Escribo canciones a partir de emociones o de determinadas experiencias que provocan emociones u opiniones, que ya fueron procesadas mental o espiritualmente y piden expresión. Mi forma de expresarme es a través de la música. Otros lo hacen de otra manera; de la misma forma que unos pueden llorar de emoción. Es algo inmediato, que nace en un momento y es espontáneo y genuino. Con las canciones paso de no estar haciendo nada a haber escrito una canción en quince minutos. El trabajo lo hago después, como producción, pero lo que siento o lo que creo pide pista y lo expreso.
- ¿Qué les decís a los que te acusan de haber comenzado en el folclore y no haberte mantenido en la ortodoxia?
- Todos los músicos del mundo eligen un género de raíz para después crecer creativamente. Un ejemplo extremo son Los Beatles, que comenzaron haciendo rock, y lo hicieron toda la vida, pero desde el rock como raíz abarcaron otros géneros de todo el mundo. En mi caso, mi raíz es la música folclórica, y yo decido explorar otros géneros y crecer creativamente desde ese lugar. Hay quienes comienzan en el folclore y se mantienen ahí toda una carrera porque son artistas de raíz tradicionalista. Yo no lo soy en ningún orden de mi vida, y por eso en todos los órdenes voy avanzando conforme a las distintas etapas de mi vida, entonces con la música pasa igual. Desde ya y, fundamentalmente, la elección de un camino musical es subjetiva y de libre albedrío. Si a alguien no le gusta esta etapa, y le gustaba mucho más otra, está en él decidir ir o no a un concierto.
- ¿Tenés una definición particular de lo que se denomina folclore?
- El folclore es la música popular por excelencia. Folclore: dícese del saber del pueblo, de lo que identifica al pueblo. Por eso son tan folclóricos Los Chalchaleros como la Mona Giménez o Las Palmeras, en el sentido etimológico del término. Luego, musicalmente son géneros distintos.
Tiene la certeza y la madurez de un artista que avanza y que mira seguro su camino. Con solo 30 años.
Fuente: La Gaceta
El camarín del Stadium Arena Maipú está impecable. Un traje cuelga de una de los ganchos que está en la pared; hay dos sillones y dos sillas; un cuadro en una de las paredes y en la otra un gran espejo. En el medio, una mesita con el catering: un plato con galletitas dulces que no dan ganas de comer, tazas, te, miel, un termo con agua caliente y varias botellas de agua mineral.
En uno de los sillones se ubica la humanidad de Abel Pintos. El flaco se acomoda, se estira, desata y ata constantemente sus zapatillas urbanas, se ríe y se le ríe todo, hasta los dedos.
No es común que un artista se preste a una conversación larga e íntima antes de un show. Pero Abel Pintos es común y no cumple las generalidades de la regla del show business.
El grabador se prende y no hay pose, ni siquiera para las fotos. Acá va, Abel Pintos el sábado pasado, una hora antes de conmover a Mendoza.
-¿Cómo te fue con el show de anoche?
-Muy bien, porque terminé el concierto y no me quedé con la sensación de la vez anterior en donde sentí que me había faltado un poquito... y no se si eran 15 minutos más o un concierto más. Esa vez no pude terminar de disfrutarlo y puede ser porque fue mi primera vez en el Arena Maipú. Este lugar es grande, imponente. Y mi primer show acá me permitió terminar satisfecho.
-¿Te sucedió sólo en Mendoza o también te ocurrió en otros lugares?
-Me ha ocurrido otra vez, más precisamente en mi primer Luna Park. A lo mejor tiene que ver que hay un pequeño desfasaje -en determinadas épocas- con la convocatoria que uno puede lograr, las expectativas que se tienen y lo listo que está uno para abarcar esas expectativas y cubrir esa convocatoria. Creo que aquella sensación tuve más que ver en que me sentía muy feliz por convocar a tanta gente pero a lo mejor no estaba completamente listo.
-Esta gira te está permitiendo descubrir tiempos, momentos y buscar revanchas....
-Si. Estoy sintiendo que estoy más en armonía y he descubierto que hemos crecido lo suficiente como para poder abarcar todo lo que nos exige estas presentaciones, ya que son lugares grandes y a la mayoría de las ciudades a las que vamos agregamos funciones. Me pone contento en cada concierto, parar en el medio del show para mirar alrededor y ver que todos hemos crecido. Creo que estamos listos para disfrutar de este momento.
-¿En qué sentís el crecimiento?
-En la administración de la energía. Previo al concierto la ansiedad es mucha; durante el concierto, la adrenalina es mucha. Pero eso viene conmigo desde la primera vez que canté. Lo que es creciente es esa adrenalina y esa ansiedad en el público, no solamente porque ahora es más grande en cantidad, sino que además está más arengado. Siento que aprendimos a no salir al escenario a aplastar a cuatro mil personas con nuestra energía sino que aprendimos a tomar esa energía, administrarla bien y, de alguna manera, aplastarlos emocionalmente con eso mismo que ellos nos están otorgando.
-Exactamente lo mismo que sucede con las artes marciales: usar la energía del otro en beneficio propio.
-Exacto. Si salís a querer ganarle en emoción a cuatro mil personas, estás jodido. Nos ha sucedido: en el Jesús María del 2012 era la primera vez que tenía una noche como protagonista. Pero se dio que la noche anterior, en donde estaba el Chaqueño Palavecino, se suspendió por lluvia y se postergó para el otro día. Entonces, compartimos la noche y el lugar estallaba. Antes de salir a tocar hablamos esto con el grupo y fue la primera vez que conscientemente nos preparamos para recibir esa energía y devolverla de la mejor manera. Ahí lo vivenciamos por primera vez.
-Es pura filosofía...
-Y si... Estamos disfrutando de eso, hacemos todo lo que tenemos ganas de hacer y creo que eso se nota sobre el escenario.
-En el rock, cuando una banda es copada la gente la empieza a seguir y a disfrutar. Pero cuando crece y se hace masiva, muchos la dejan de seguir y la cuestionan por “haber crecido”. ¿Te ha sucedido eso con tu público?
-Tuve esa época que fue hace mucho, por suerte. Eso me pasó con “La llave”, en el 2007. Durante tanto tiempo toqué en lugares chiquitos, que cuando pasé a tocar en teatros de 700 localidades hubo un grupo que ya me sentía lejos. Ahí hubo sensaciones como las que describís con algunos grupos de fans. Pero con el tiempo se pudo revertir y hoy siento que cuanto más grandes son los lugares en donde toco, el público se pone contento y se siente orgulloso, porque hemos sabido integrarlos al desarrollo de todo eso.
-Y siento que se amplió tu público...
-Hay más varoncitos... Y veo que hay rockeros, que me respetan mucho. Puede ser por la “escuela” de la que vengo que es León Gieco, Andrés Giménez y un montón de tipos muy respetados. Eso tiene mucho que ver en mi vinculación con el rock. Si hay algo que defiendo es lo genuino: Calamaro -si mal no entendí- cuando tenía mi edad era acusado de hacer canciones para minitas. Y lo culpaban de no ser rockero. Pero hoy es uno de los símbolos rockeros que tenemos en la Argentina. Fue genuino, porque siempre hizo lo que quería hacer. Cuando el rockero ve ese costado y no el estereotipado se copa y creo que represento eso.
-¿Has hecho algún revisionismo de tus canciones?
-Cada tanto me preocupa saber si a los 60 años podré cantar alguna de las canciones que canto hoy. Y es ahí donde repaso y reviso mis canciones, con un ojo que no tengo. Yendo para atrás me pongo a cantar canciones viejas y me siento bien, no encuentro un idioma que hoy no me cabe. Y eso está bueno.
-Estás rumbo a hacer un show en el Estadio Unico de La Plata, algo multitudinario, soñado...
-Es todo un camino que hemos empezado. Hace seis meses que tenemos entradas agotadas pero decidimos no agregar más funciones porque este es un primer paso. No está bueno comer mucho de arranque...
-¿Y sentís que te tenés que preparar para ese momento?
-No tengo la experiencia suficiente como para saberlo. Siento que la mejor forma de prepararme a eso es no tomarlo como algo raro pero si como algo especial. Por eso hablo de un camino, porque es algo que queremos seguir transitando. No estoy celebrando nada de manera excepcional sino que es una opción que tenemos planeada.
-¿Cómo es pensar en tu carrera en el exterior del país?
-Es como un renacimiento porque arranco de cero. Está buenísimo eso. El productor de España nos dijo que podríamos ir tres o cuatro. Y le dije a mi mánager que fuésemos él, mi hermano Ariel y yo, como empezamos acá. No creo que por hacer el mismo proceso nos vaya a dar el mismo resultado -porque se bien que resultado quiero conseguir- sino porque disfruté mucho de ese momento. Ir con Ariel solos nos puede conmover.
-Hace poco cantaste en Chile, ¿cómo te fue?
-Genial, parecía una show en cualquier ciudad argentina. Me llamó la atención que el público fuese multigeneracional, que fuese con gente que viajó mucho para estar presente, con muy buena convocatoria en una sala grande.
-¿Cómo viene tu año 2015?
-Pensando en un disco nuevo, tratando de presentarme en el exterior a partir de mayo, y haciendo festivales chicos, lugares en donde nunca me he presentado.
-¿Estás disfrutando este disco o ya pensás en lo que viene?
-Lo disfruto porque recién lo estamos empezando a tocar. Tengo ideas para el disco nuevo pero eso es propio mío porque no puedo parar de pensar, no porque lo necesite.
Los shows mendocinos
Abel Pintos se presentó el viernes y sábado de la semana pasada en el Stadium Arena Maipú. En ambos días lució repleto, transformado en una caldera lista a disfrutar de un puñado de buenas canciones.
Así, AP presentó integramente su nueva producción, titulada “Abel”. Sonó tal cual viene en el CD y en el mismo orden, dejando en claro que este trabajo es -.por lejos- lo mejor que ha hecho el bonaerense.
Cada show tuvo las mismas particularidades: sanguíneo, auténtico y preciso.
Sanguíneo porque Pintos hace vibrar con cada interpretación. Su figura se desplaza por el escenario de una manera felina y logra meter al pública en cada canción. Todo un arte, que maneja de mil maravillas.
Auténtico porque así es la propuesta: hay folklore, hay pop y -si se afina el oído- hay rock. Y dentro de esta propuesta son muy pocos los que pueden mostrarse: uno es Pintos, el otro Pedro Aznar, y no muchos más.
Preciso porque la banda es genial, contundente y sutil; la puesta es magnífica con luces encantadoras y bien puestas y un sonido envidiable; y un destacado arte para las pantallas. Todo esto suma mucho.
En síntesis, Abel Pintos ya juega en ligas mayores y ahora viene el mayor desafío: demostrar que llegó ahí para quedarse.
Fuente: mdzol.com.ar