Con un auditorio Bustelo colmado de fanáticas, el músico presentó su último disco. SITIO ANDINO estuvo a allí.Eugenia Cano - info@sitioandino.com.ar
Sin dudas, a los 27 años de edad y con 15 de carrera en la música, Abel Pintos está atravesando su mejor momento de popularidad. Su último disco “Reevolución” es un éxito en ventas, varias de sus canciones suenan en las radios y el músico no deja de conquistar cada lugar donde se presenta.
Mendoza no fue la excepción. Luego de varios años de no subirse en exclusiva sobre un escenario local, anoche probó con el Auditorio Ángel Bustelo y el resultado fue más que contundente: cientos de fanáticas coreando y bailando sus canciones, en un show que duró más de dos horas.
Chaqueta roja, pantalones de cuero negro, el grito delirante de mujeres enfervorizadas de fanatismo. Si no conociéramos que viene del folklore, lo que se vivió anoche parecía más el recital de un cantante pop. Y por momentos el de una estrella de rock, ya que al escucharlo es evidente la influencia de este género.
“Estoy super feliz. Hace casi 13 años que no tenía la oportunidad de dar un concierto de este tipo en la provincia”. Expresó el cantautor bonaerense y comenzó el encuentro que no escatimó en tiempo ni en repertorio. Digamos que el muchacho dejó todo sobre el escenario.
Durante la primera parte del recital pasaron una a una - con anécdotas de por medio- todas las canciones del nuevo disco. Así sonaron los temas “No me olvides”, “Flores en el río”, “Incomparable”; entre otros. Luego llegaron las canciones clásico de su carrea que hicieron aflorar nuevamente su esencia folklórica.
Fue una noche donde se vivieron todos los climas y en donde Pintos le dio al público lo mejor de su voz y su música. “Soy más certero con las letras que cuando me pongo a hablar”, dijo casi al final y al unísono se escuchó el grito acalorado de las fanáticas que confirmaban así su admiración por el joven músico.
Un fenómeno popular llamado Abel Pintos
El artista llegó a Mendoza para presentar su nuevo disco. Agotó localidades en el Bustelo, juntó más de mil personas en una firma de autógrafos y dejó huella por donde pasó. Un verdadero artista popular.
El artista llegó a Mendoza para presentar su nuevo disco. Agotó localidades en el Bustelo, juntó más de mil personas en una firma de autógrafos y dejó huella por donde pasó. Un verdadero artista popular.
El artista llegó a Mendoza para presentar su nuevo disco. Agotó localidades en el Bustelo, juntó más de mil personas en una firma de autógrafos y dejó huella por donde pasó. Un verdadero artista popular.
Tiene 27 años y hace 14 que está haciendo discos. Tiene siete editados y su más reciente se llama “Reevolución”, una álbum con 12 canciones y un track oculto.
Hace pocos días atrás llenó –por primera vez en su carrera- el Luna Park. Pero ya venía saboreando las mieles del éxito desde hace unos dos años, cuando hizo el Opera porteño, a full, por ejemplo.
Desde siempre formó parte de las grillas de los grandes festivales folclóricos nacionales y, de a poco, se transformó en estrella rutilante.
Empezó de la mano de León Gieco, quien le dio su mano para desandar escenarios y así llegó a pisar los más importantes de la Argentina con una gira que lo unió con León y el mismísimo Antonio Tormo.
Desde luego que tantos kilómetros, tantas horas de grabación y miles de caras resplandecientes le fueron dando forma a este Abel Pintos que esta semana tuvimos la oportunidad de disfrutar los mendocinos. Ese artista popular simple y fresco, que canta las necesidades y sueños de los jóvenes argentinos, abrazado al folclore y dejándole una puerta abierta al rock and roll.
Pintos tuvo su momento de gloria en Mendoza. Dos días antes de subir al escenario del Auditorio Angel Bustelo, no quedaba ni una entrada para ese show (algo que no sucedía desde hace mucho tiempo por estos pagos). Esta noche estará en el Teatro Ducal de Rivadavia y no cambia mucho el panorama.
El miércoles estuvo en La Nave Cultural presto para firmar autógrafos y hablar con sus fans. Estaba estipulado a las 12 pero a las 8.30 llegó la primera fan a hacer cola. Y atrás de ella se juntaron mil más. Abel se quedó con su gente hasta las tres de la tarde.
Y si es necesario agregar más, hay que decir que cada vez que fue a un medio de comunicación tuvo que salir rodeado de seguridad, porque una pequeña multitud lo estaba esperando.
Esto pasa cuando un artista se transforma en pueblo. Y Pintos lo está viviendo a flor de piel.
El jueves ofreció un concierto intenso, emotivo, desbordante, eléctrico e íntimo. Todo eso en dos horas y media ante dos mil personas que supieron ubicarse en tiempo y forma, entregando amor y recibiendo canciones.
No debe ser sencillo ver la vida desde tan alto a los 27 años. La altura debe marear. Pero todo indica que el pibe de Ingeniero White y fana de Villa Mitre va por la buena senda, rodeado de gente que lo apuntala y lo cuida porque cuando el artista se transforma en popular, todos lo quieren pero también todos lo miran.
Durante casi una semana, Abel Pintos estuvo en Mendoza y lo disfrutamos a pleno, arriba y abajo del escenario.
Si Ud. no tiene un disco de él, vaya y cómprelo sin titubeos. Es toda una garantía.
Nota: en el video que está a continuación, hay una verdadera sorpresa. Amigos de Abel organizaron una coreografía colectiva sin que el músico supiera nada. Fue en la previa, mientras la gente entraba al Bustelo. La cuestión es que salió de primera. ¡Ni hablar de la cara de Pintos! Incomparable...
Abel Pintos terminó más sorprendido que su público
El popular cantautor, que a sus 27 años “revoluciona” la tradición del folclore, colmó el jueves el auditorio Bustelo.
Entrega total, de uno y del otro lado del escenario. Así fue el enorme concierto de Abel Pintos, el jueves en el Bustelo, en donde presentó su último disco, Reevolución.
Lo único que le faltó al show fue la tonada de su autoría Todo (y lo que no tengo), en un repertorio de lo más variado, aunque enfocado en las canciones de su séptimo álbum de estudio.
Durante tres horas, Abel cantó, bailó, saltó, recitó, guitarreó y habló con la gente mendocina, en su mayoría la misma que lo sigue en cada festival de la región donde se presenta. Volvió a romper las estructuras clásicas del folclore jugando a zapatear chacareras y zambas propias que duermen a la sombra del reggae o el rock, sin distinción de géneros, desvelándonos el sueño.
Más allá de la ausencia de esa tonada compuesta en su CD anterior, La llave, el joven músico y compositor bonaerense arriesgó nuevas versiones de éxitos pasados, fortalecidas gracias a la gran banda que encabezan su hermano Ariel y Marcelo Predacino.
Fue una noche cargada de emociones con las melodías de Quien pudiera, Hasta aquí, Crónica, Todo está en vos, Tu voz (de Sentidos) o los ya clásicos de su carrera Luna llena, su versión de Halleluja y la siempre hermosa Bailando con tu sombra (Alelí) compuesta por Víctor Heredia e interpretada por Pintos en aquel Festival de la Canción de Viña del Mar que lo consagró en 2004.
El ahijado artístico de León Gieco también compartió con su público secretos del proceso de grabación de Reevolución, ese material que ahora sí lo lanza definitavamente al artista popular que siempre quiso ser, lugar que Abel buscará mantener a base de nuevas búsquedas poéticas y sonoras, que en él y sus músicos parecen inagotables.
Abel reveló las historias de la “canción escondida” Sólo soy una canción; el tema a sus “gruppies”, Peregrinos, o la que se grabó en “toma 1”, Milagro en cruz. Pero las sorpresas no sólo las dio el artista, ya que él mismo fue sorprendido –casi hasta las lágrimas– con una “coreo” maravillosa que su gran público (todos se prendieron) le regaló en Incomparable.