Cuando Abel volvió a revolucionar Dolores
Viaje al interior de otra revolución de Abel Pintos en Dolores. Llegó el domingo 8 a la tarde. Movilizó a miles de fanáticos. Nos recibió en su motorhome. Deslumbró en el escenario.
Por Milagros Moreni
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Con 13 años y el ceño fruncido, Abel Pintos se hacía camino intentando transmitir la dureza y la fuerza del folcklore. Hoy con más de 30 es una estrella de la música nacional que sin olvidar las raíces interpreta otros géneros y conquista a todo tipo de público con sus letras y presencia sobre el escenario.
Nacido en Bahía Blanca, Abel ya es un artista internacional: fue galardonado con dos Premios Gardel de Oro y se han agotado las entradas para verlo en el Estadio Único, en su agenda tiene programadas fechas por Latinoamérica y también por el interior.
Mientras cuenta que prevé visitar México, Colombia y Ecuador, entre otros países, sonríe escuchando como gritan sus fans -que se autodenominan “Abelitas”- cada vez que en la Fiesta de la Guitarra lo anuncia Ismael Rossi. Abel está por cuarta vez en la Fiesta Nacional de la Guitarra y aunque en unos minutos subirá al escenario Estilo Pampeano, se hace un tiempo en su colectivo para sacarse fotos con las fanáticas que no lograron llegar a él en la puerta del hotel donde lo estuvieron esperando por más de diez horas. Y en este mismo lugar es que con amabilidad tiene la deferencia de recibir a ENTRELÍNEAS.INFO.
Hay poco tiempo. Abajo espera una larga fila de gente que quiere una foto... o simplemente felicitarlo. El manager quiere ajustar los tiempos y amenaza con cancelar la conferencia de prensa posterior al show, pero Abel dice que de todos modos la hará. Al tiempo, nos responde nuestras preguntas, nos cuenta de sus proyectos: “Es probable que editemos un disco y un DVD con material del Estadio Único de noviembre y de la gira Abel 2014, pero todavía estamos estudiando la posibilidad con Sony Music. Sí empiezo a trabajar la pre producción de mi álbum nuevo que se va a editar en 2016, pero lo vamos a empezar a grabar este año. Además, continuamos con la gira y le vamos a dar un cierre visitando algunas plazas que quedaron fuera el año anterior, como México, Colombia, Ecuador, Uruguay, España y Chile”, nos cuenta el cantante unos minutos antes de cautivar en el show que duró más de una hora y media.
Nos dice que está feliz por volver a Dolores. Y enseguida devuelve esa sonrisa con dos pocitos en sus mejillas. “Yo soy un trabajador diario de mi propia paz. Comunico las cosa que me suceden a través de la música, si entonces lo que estoy trasmitiendo es paz, me hace feliz saberlo porque en verdad quiere decir que está lograda la conexión con el público”, cuenta Abel. Más tarde, sobre el escenario, se toma unos minutos para agradecer a todos los trabajadores que hacen posible su show y para decirle no a las drogas y a la trata de personas.
La gente está emocionada y alegre. Más de 12.000 personas colmaron el lugar. Corean los temas y con carteles, remeras estampadas y nieve buscan llamar la atención del músico que juega sobre el escenario, saluda a las cámaras y con miradas cómplices se acerca a algunos de los espectadores.
Abel Pintos brilla con sus músicos sobre el escenario, un territorio que maneja con holgura. Revolucionó el ambiente y pese a que se despide sigue su espectáculo un poco más. Agradece la invitación para tocar una vez más en la Fiesta Nacional de la Guitarra y asegura que va a volver cada vez que lo inviten. Ya cautivó también a quienes lo miraban de reojo al comenzar el show. “Chau, los quiero”, dice Abel y tira un beso con las dos manos. Se apagan las luces y al instante vuelven a encenderse. Él ya no está. Tampoco sus músicos. Pero la gente sigue ahí, quieta de felicidad. Como queriendo llevarse cada segundo de esa noche en su memoria.
Fuente: Entrelineas.info