Este año cambió el espacio destinado al escenario y eso fue paramejor; se veía bien desde cualquier lugar y se escuchaba a la perfección.

Otro dato a favor fue la calidad de los espectáculos de cierre, incluido Rescate, el grupo de rock cristiano que cerró la primera noche. Este nivel de shows propició la llegada masiva de público de ciudades de la zona, que le pusieron no sólo cantidad sino calidad al juego que le toca jugar al público, es decir el de brindar calidez al artista.

El record lo batió Abel Pintos, que convocó el sábado a más de 35 mil personas, absolutamente rendidas a los pies del artista. Algo similar ocurrió con Fito Páez, que cerró la fiesta (pensada para el domingo, realizada ayer).

Los artistas locales también tuvieron su espacio y la oportunidad de mostrar lo suyo. Ayer se presentaron el Ballet Nueva Esperanza., siempre muy bien recibidos por los bolivarenses. Luego los Amigos, el Ballet “Ruca Hueney”, de Unzué, Mariano Negretti, de Urdampilleta, Celina Navarro y su conjunto de tango, Gozoa Kantua, Agustín Pereira, Agrupación Folclórica de Urdampilleta, Suyan de Daireaux.

Antes de la presentación de Fito, hizo lo propio “La fábrica del ritmo”. La Escuela de percusión contó con la participación del guitarrista Nico Holgado, del cantante de cumbia Ezequiel Sánchez, el baterista Santiago Linares y el bajista Agustín Rusillo.

Deslumbró la actuación de los “fabriqueros”. Muchos de los asistentes no conocían su propuesta pese a que vienen presentándose en todas las fiestas populares de la ciudad y en sus propias movidas; esta fue una inmejorable ocasión para disfrutar de la altísima calidad de La Fábrica, que se llevó el reconocimiento de la multitud que esperaba a Fito y que le pidió “otra”, a los tambores.